Henry Kamen
historiador británico,
su último libro publicado es
El enigma del Escorial (Espasa Calpe, 2009)
Hoy 4 de febrero, el jefe del Ejecutivo español se encuentra, junto a cientos de personas más, participando en el Desayuno Nacional de Oración que organiza la Fellowship Foundation, y que se celebra en el hotel Hilton en Washington DC. Gracias a su cargo como presidente de turno de la Unión Europea, ha sido invitado a desayunar en presencia del presidente de Estados Unidos, Barack Obama. Sin embargo, este acontecimiento no es lo que parece a simple vista. Este artículo es un intento de examinar cómo Zapatero ha caído en la trampa al aceptar esta invitación.
El dirigente español debería saber por qué se llama Desayuno Nacional de Oración. Se trata de un acontecimiento en el que todos los invitados, dirigidos por el presidente de EEUU, ruegan públicamente a Dios para que les ayude con sus problemas actuales. La primera vez que se celebró fue en 1945, último año de la Segunda Guerra Mundial. ¿Quién lo inspiró? No fue el presidente Truman, sino un grupo de acaudalados políticos y hombres de negocios de derechas.
Muchos años después, estas personas han seguido invitando a políticos extranjeros a los que esperan influenciar con su participación en el acto. Como su nombre indica, el leitmotiv es la oración. Cada invitado debe recordar, cuando comiencen los discursos, que debe inclinar la cabeza, cerrar los ojos y decir «amén» al final de cada oración del resto de invitados. Si hoy se le pide al dirigente español que rece, éste deberá por supuesto hacerlo en inglés.
Además, tal vez se pregunte por qué Obama le ha invitado. Pero la realidad es que no fue él quien invitó a Zapatero. Una investigación publicada en el diario Los Angeles Times deja perfectamente claro cómo se emiten las invitaciones. La responsable de decidir quién reza y quién no es la Fellowship Foundation, no Obama.
Por eso no es correcto decir que ha sido el presidente de EEUU el que ha apostado por la participación de Zapatero. Eso puede verificarlo fácilmente la oficina de prensa del jefe del Ejecutivo español si así lo desea. Dejen que cite los detalles que publicó Los Angeles Times: «Más de 8.000 personas de 170 países fueron invitadas al Desayuno Nacional de Oración este año; alrededor de 3.000 aceptaron».
El diario asegura que «la invitación estampada en relieve procede de ‘miembros del Congreso de Estados Unidos de América’. Pide a los invitados que se unan al presidente, vicepresidente ‘y otros líderes nacionales de las ramas ejecutivas, judiciales y legislativas de nuestro Gobierno’ para una oración matinal».
«Rúbricas presidenciales decoran las estancias en las que se celebra el acto, desde el podio y la mesa de inscripción hasta el programa oficial. No sorprende, pues, que muchos piensen que es una cita oficial del Gobierno». Pero, por supuesto, no lo es. Jefes de prensa de políticos de pequeños países piensan y hacen pensar que es una invitación de Obama. No lo es.
¿Pero qué es la Fellowship Foundation, organizadora de la cita? Ha tenido muchos nombres a lo largo de los años y aún se la conoce por mucho de ellos. Este grupo, compuesto por dirigentes potentados y empresarios americanos, se refiere a sí mismo sencillamente como La Familia». Y La Familia, dicen, tiene un solo objetivo: amar a Jesús. Doug Coe, su actual líder, explica que tienen como meta «Jesús y nada más».
Pero la religión no es la única ideología del movimiento. La Familia fue fundada en abril de 1935 en Seattle por Abraham Vereide, un emigrante noruego que se ganaba la vida como predicador ambulante. Una noche, descansando en la cama y profundamente preocupado por la expansión del socialismo y el comunismo en el planeta, Vereide recibió una revelación: una voz y una luz en la oscuridad, brillante y cegadora.
Al día siguiente se encontró con un amigo, un rico empresario. Los dos acordaron un plan espiritual. Alistaron a 19 altos ejecutivos en un encuentro de desayuno semanal y juntos oraron, convencidos de que sólo Jesús podría destruir la subversión socialista y aplastar los sindicatos radicales. La iniciativa se extendió con rapidez. Desde 1943, en plena Segunda Guerra Mundial, cuando los grandes enemigos de Estados Unidos eran el fascismo y el socialismo, el Senado de Estados Unidos puso en marcha desayunos de oración anuales; el primero, en 1945.
La iniciativa trinfó en poco tiempo y, ya en la Guerra Fría, la Fellowship se expandió, sumando miembros por todo el mundo cristiano. Se convirtió en una activa organización internacional.
Ahora opera desde una multimillonaria mansión con finca propia situada sobre el río Potomac, cerca de Washington DC. Está exenta de impuestos porque está registrada como iglesia y desempeña un activo papel político en el Congreso. Coe asegura que la misión del grupo es crear una «familia de amigos mundial» que propague las palabras de Jesús a todos aquellos que ostentan el poder.
Cree que las personas, cualesquiera que sea su religión, -incluyendo a musulmanes, judíos e hindúes- están influidas por Jesús. Si puede cambiar los corazones de los líderes, afirma, entonces los beneficios fluirán de forma natural hacia los oprimidos y desfavorecidos.
Sin embargo, los que realmente quieren profundizar en las tradiciones de La Familia no hallarán muchos datos en la mansión sobre el río Potomac, sino en una modesta casa situada al final de la calle 24 Norte de Arlington, Virginia. Allí es donde La Familia prepara a los voluntarios que desean descubrir a Jesús. Y los voluntarios han de ser varones, de habla inglesa, ricos, influyentes y cristianos.
Esas son las personas a quienes, según ellos, Jesús desea hablar. Cuando uno entra en La Familia, se le organiza en una célula. Algunos miembros de estas células forman parte, a su vez, de un grupo en la sombra que dirige la organización llamado the Core [el Núcleo]. Tal vez el presidente José Luis Rodríguez Zapatero ya conozca la orientación política de La Familia, pero, si es así, ¿por qué ansía tanto estar presente en el desayuno que hoy se celebra en Washington?
Otra pregunta que quizá él se haga es: «¿Por qué me han invitado?». Cuando le preguntaron sobre esto en una rueda de prensa, Zapatero lo atribuyó a la «grandeza democrática» de Estados Unidos y a la tradición de este país de acoger a «personas de distintas convicciones».
Desafortunadamente, como hemos visto, la invitación no vino de Estados Unidos sino del elitista movimiento conservador. La explicación de la invitación se encuentra en un documento privado, titulado Creencias y Principios de La Familia, que el grupo emplea en sus cursos privados en la ciudad de Arlington.
El punto 20 del documento declara: «Reconocemos el lugar y responsabilidad de los líderes laicos nacionales en la labor de hacer progresar el reino de Jesús». En otras palabras, Zapatero tal vez no lo sepa, pero por el mero hecho de responder a la invitación del desayuno está reconociendo el poder de Jesús. No importa que no crea en Él. Yendo al desayuno está ayudando a que el poder de La Familia y, por tanto, el de Jesús avance.
Rezando con cristianos y reuniéndose con ellos, tal vez encontrándose con un presidente también cristiano, un líder laico permitirá que Jesús le ayude a la hora de tomar decisiones. Es por eso que La Familia está contenta por la asistencia hoy del líder español. En el fondo no les preocupa mucho si va o no va, porque acuden cientos de personas poderosas procedentes de todo el mundo. Pero, de todas maneras, les gusta verle allí. Un miembro de La Familia declaró que incluso invitaría al terrorista Osama Bin Laden si eso fuera posible.
Un artículo en la revista Harper’s Magazine explica así el verdadero propósito del desayuno: «La única reunión que La Familia notifica es el Desayuno Nacional de Oración que, con el patrocinio del Congreso, continúa organizándose cada febrero en Washington DC. Cada año, 3.000 dignatarios, representando a numerosas naciones, pagan cada uno 350 euros aproximadamente para asistir. La Familia considera la cita sólo como un instrumento que tiene un propósito más amplio: reclutar a sus poderosos asistentes para que, en pequeños grupos y con más frecuencia, puedan reunirse en oración, y así ‘encontrase con Jesús cara a cara’».
Jesús triunfará, y también así La Familia. Dese cuenta, presidente: ¡Todo empieza sólo con un desayuno!