domingo, 11 de abril de 2010

Aclarémonos, ¿pederastia o pedofilia?: no es lo mismo

José Martínez de Velasco


Resulta lamentable la falta de rigor, intencionado o no, al hablar de pederastia o pedofilia. Acudir al diccionario de vez en cuando evitaría pegarle patadas y facilitaría una mejor descripción de los hechos que se están denunciando o condenando. La pederastia -en España y en otros muchos países- es un delito, la pedofilia no.

El escándalo que está cayendo sobre la Iglesia católica en los últimos meses por el encumbrimiento de pederastas , y en el que se intenta a la vez involucrar y cuestionar las actuaciones de Benedicto XVI, está poniendo de manifiesto, entre otras cuestiones que no son motivo de comentario en este artículo, la falta de rigor con la que periodistas, comentaristas, críticos, obispos y defensores de la Iglesia católica, abordan la lacra del abuso de menores y, consciente o inconscientente, minimizan la cuestión.

La mayoría de los que han salido en defensa del Papa, muchos de ellos prelados y cardenales, confunden pedofilia y pederastia como si ambos términos significasen lo mismo. Es tal el abuso de la expresión “pedofilia” en las ultimas semanas para hablar de pederastia, que a mi me lleva a pensar que ese “error” es intencionado y que intenta subliminalmente minimizar el problema.

El Diccionario de la Real Academia Española define así el significado de estos términos:

Pedofilia=paidofilia. (Del gr. παῖς, παιδός, niño, y -filia).

1. f. Atracción erótica o sexual que una persona adulta siente hacia niños o adolescentes.

Pederastia. (Del gr. παιδεραστία).

1. f. Abuso sexual cometido con niños.

2. f. sodomía.

Sodomía. ((De Sodoma, antigua ciudad de Palestina, donde se practicaba todo género de actos deshonestos).

1. f. Práctica del coito anal.

Lo que se está comentando y denunciando en los últimos meses son claramente los abusos sexuales contra menores, y no, como parece querer indicarse con el abuso de la palabra pedofilia la atracción que experimenta un adulto hacia un menor o hacia un adolescente. La simple atracción no conlleva implícita ningún acto de violencia si no va a mas, es algo interno del sujeto que experimenta esa atracción. Pero ni es un delito ni conlleva necesariamente, insisto, ningún tipo de abuso hacia el menor.

Llamemos a las cosas por su nombre y no nos deleitemos excesivamente en la palabra pedofilia o efebofilia (palabra que no existe en nuestro diccionario) como tanto les gusta utilizar a algunos de nuestros insignes prelados. Pederastia y pedofilia no son sinónimos ni describen una misma situación, aunque la atracción pedófila pueda degenerar en la perversión del pederasta.

sábado, 27 de febrero de 2010

Zapatero y su desayuno con ‘La Familia’

Henry Kamen
historiador británico,
su último libro publicado es
El enigma del Escorial (Espasa Calpe, 2009)


Hoy 4 de febrero, el jefe del Ejecutivo español se encuentra, junto a cientos de personas más, participando en el Desayuno Nacional de Oración que organiza la Fellowship Foundation, y que se celebra en el hotel Hilton en Washington DC. Gracias a su cargo como presidente de turno de la Unión Europea, ha sido invitado a desayunar en presencia del presidente de Estados Unidos, Barack Obama. Sin embargo, este acontecimiento no es lo que parece a simple vista. Este artículo es un intento de examinar cómo Zapatero ha caído en la trampa al aceptar esta invitación.

El dirigente español debería saber por qué se llama Desayuno Nacional de Oración. Se trata de un acontecimiento en el que todos los invitados, dirigidos por el presidente de EEUU, ruegan públicamente a Dios para que les ayude con sus problemas actuales. La primera vez que se celebró fue en 1945, último año de la Segunda Guerra Mundial. ¿Quién lo inspiró? No fue el presidente Truman, sino un grupo de acaudalados políticos y hombres de negocios de derechas.

Muchos años después, estas personas han seguido invitando a políticos extranjeros a los que esperan influenciar con su participación en el acto. Como su nombre indica, el leitmotiv es la oración. Cada invitado debe recordar, cuando comiencen los discursos, que debe inclinar la cabeza, cerrar los ojos y decir «amén» al final de cada oración del resto de invitados. Si hoy se le pide al dirigente español que rece, éste deberá por supuesto hacerlo en inglés.

Además, tal vez se pregunte por qué Obama le ha invitado. Pero la realidad es que no fue él quien invitó a Zapatero. Una investigación publicada en el diario Los Angeles Times deja perfectamente claro cómo se emiten las invitaciones. La responsable de decidir quién reza y quién no es la Fellowship Foundation, no Obama.

Por eso no es correcto decir que ha sido el presidente de EEUU el que ha apostado por la participación de Zapatero. Eso puede verificarlo fácilmente la oficina de prensa del jefe del Ejecutivo español si así lo desea. Dejen que cite los detalles que publicó Los Angeles Times: «Más de 8.000 personas de 170 países fueron invitadas al Desayuno Nacional de Oración este año; alrededor de 3.000 aceptaron».

El diario asegura que «la invitación estampada en relieve procede de ‘miembros del Congreso de Estados Unidos de América’. Pide a los invitados que se unan al presidente, vicepresidente ‘y otros líderes nacionales de las ramas ejecutivas, judiciales y legislativas de nuestro Gobierno’ para una oración matinal».

«Rúbricas presidenciales decoran las estancias en las que se celebra el acto, desde el podio y la mesa de inscripción hasta el programa oficial. No sorprende, pues, que muchos piensen que es una cita oficial del Gobierno». Pero, por supuesto, no lo es. Jefes de prensa de políticos de pequeños países piensan y hacen pensar que es una invitación de Obama. No lo es.

¿Pero qué es la Fellowship Foundation, organizadora de la cita? Ha tenido muchos nombres a lo largo de los años y aún se la conoce por mucho de ellos. Este grupo, compuesto por dirigentes potentados y empresarios americanos, se refiere a sí mismo sencillamente como La Familia». Y La Familia, dicen, tiene un solo objetivo: amar a Jesús. Doug Coe, su actual líder, explica que tienen como meta «Jesús y nada más».

Pero la religión no es la única ideología del movimiento. La Familia fue fundada en abril de 1935 en Seattle por Abraham Vereide, un emigrante noruego que se ganaba la vida como predicador ambulante. Una noche, descansando en la cama y profundamente preocupado por la expansión del socialismo y el comunismo en el planeta, Vereide recibió una revelación: una voz y una luz en la oscuridad, brillante y cegadora.

Al día siguiente se encontró con un amigo, un rico empresario. Los dos acordaron un plan espiritual. Alistaron a 19 altos ejecutivos en un encuentro de desayuno semanal y juntos oraron, convencidos de que sólo Jesús podría destruir la subversión socialista y aplastar los sindicatos radicales. La iniciativa se extendió con rapidez. Desde 1943, en plena Segunda Guerra Mundial, cuando los grandes enemigos de Estados Unidos eran el fascismo y el socialismo, el Senado de Estados Unidos puso en marcha desayunos de oración anuales; el primero, en 1945.

La iniciativa trinfó en poco tiempo y, ya en la Guerra Fría, la Fellowship se expandió, sumando miembros por todo el mundo cristiano. Se convirtió en una activa organización internacional.

Ahora opera desde una multimillonaria mansión con finca propia situada sobre el río Potomac, cerca de Washington DC. Está exenta de impuestos porque está registrada como iglesia y desempeña un activo papel político en el Congreso. Coe asegura que la misión del grupo es crear una «familia de amigos mundial» que propague las palabras de Jesús a todos aquellos que ostentan el poder.

Cree que las personas, cualesquiera que sea su religión, -incluyendo a musulmanes, judíos e hindúes- están influidas por Jesús. Si puede cambiar los corazones de los líderes, afirma, entonces los beneficios fluirán de forma natural hacia los oprimidos y desfavorecidos.

Sin embargo, los que realmente quieren profundizar en las tradiciones de La Familia no hallarán muchos datos en la mansión sobre el río Potomac, sino en una modesta casa situada al final de la calle 24 Norte de Arlington, Virginia. Allí es donde La Familia prepara a los voluntarios que desean descubrir a Jesús. Y los voluntarios han de ser varones, de habla inglesa, ricos, influyentes y cristianos.

Esas son las personas a quienes, según ellos, Jesús desea hablar. Cuando uno entra en La Familia, se le organiza en una célula. Algunos miembros de estas células forman parte, a su vez, de un grupo en la sombra que dirige la organización llamado the Core [el Núcleo]. Tal vez el presidente José Luis Rodríguez Zapatero ya conozca la orientación política de La Familia, pero, si es así, ¿por qué ansía tanto estar presente en el desayuno que hoy se celebra en Washington?

Otra pregunta que quizá él se haga es: «¿Por qué me han invitado?». Cuando le preguntaron sobre esto en una rueda de prensa, Zapatero lo atribuyó a la «grandeza democrática» de Estados Unidos y a la tradición de este país de acoger a «personas de distintas convicciones».

Desafortunadamente, como hemos visto, la invitación no vino de Estados Unidos sino del elitista movimiento conservador. La explicación de la invitación se encuentra en un documento privado, titulado Creencias y Principios de La Familia, que el grupo emplea en sus cursos privados en la ciudad de Arlington.

El punto 20 del documento declara: «Reconocemos el lugar y responsabilidad de los líderes laicos nacionales en la labor de hacer progresar el reino de Jesús». En otras palabras, Zapatero tal vez no lo sepa, pero por el mero hecho de responder a la invitación del desayuno está reconociendo el poder de Jesús. No importa que no crea en Él. Yendo al desayuno está ayudando a que el poder de La Familia y, por tanto, el de Jesús avance.

Rezando con cristianos y reuniéndose con ellos, tal vez encontrándose con un presidente también cristiano, un líder laico permitirá que Jesús le ayude a la hora de tomar decisiones. Es por eso que La Familia está contenta por la asistencia hoy del líder español. En el fondo no les preocupa mucho si va o no va, porque acuden cientos de personas poderosas procedentes de todo el mundo. Pero, de todas maneras, les gusta verle allí. Un miembro de La Familia declaró que incluso invitaría al terrorista Osama Bin Laden si eso fuera posible.

Un artículo en la revista Harper’s Magazine explica así el verdadero propósito del desayuno: «La única reunión que La Familia notifica es el Desayuno Nacional de Oración que, con el patrocinio del Congreso, continúa organizándose cada febrero en Washington DC. Cada año, 3.000 dignatarios, representando a numerosas naciones, pagan cada uno 350 euros aproximadamente para asistir. La Familia considera la cita sólo como un instrumento que tiene un propósito más amplio: reclutar a sus poderosos asistentes para que, en pequeños grupos y con más frecuencia, puedan reunirse en oración, y así ‘encontrase con Jesús cara a cara’».

Jesús triunfará, y también así La Familia. Dese cuenta, presidente: ¡Todo empieza sólo con un desayuno!

sábado, 20 de febrero de 2010

El cardenal Rouco presenta Madrid 2011 a la prensa internacional

ZENIT
Innovative Media Inc.

“Las relaciones Iglesia-Estado respecto a la Jornadas Mundiales de la Juventud (JMJ) funcionan perfectamente”, afirmó este viernes el arzobispo de Madrid.

El cardenal Antonio María Rouco Varela ofreció un desayuno informativo a corresponsales de la prensa internacional para explicar las últimas novedades de la Jornada Mundial de la Juventud y su dimensión mundial.

El purpurado agradeció el clima de colaboración con las administraciones públicas. Además de facilitar espacios ciudadanos e instalaciones públicas, han concedido a la JMJ el carácter de acontecimiento de extraordinario interés público, que concede beneficios fiscales a las empresas que patrocinen la JMJ.

La colaboración del Gobierno español se extiende a la facilitación de los visados: se está trabajando en fórmulas fáciles y responsables para acoger a personas que provengan de países que necesiten este trámite.

- Pasos de toda España.

Entre los distintos actos previstos para el evento que se celebrará en agosto de 2011 en Madrid, destacó un multitudinario Via Crucis que tendrá lugar en el paseo de la Castellana, el eje de la capital española.

“Será una gran manifestación cultural de la Semana Santa española”, y reunirá pasos de gran valor artístico y religioso procedentes de todo el país, avanzó.

La JMJ empezará con la acogida del Papa y una Misa en la plaza de Cibeles, en el centro de la ciudad, el 16 de agosto.

La vigilia y la Eucaristía conclusiva de la Jornada tendrán lugar el 19 y el 20 de agosto en la base aérea de Cuatro Vientos, lugar donde se celebró un encuentro similar, el 11 de abril de 2003, con Juan Pablo II.

- Acogida.

El arzobispo de Madrid reiteró que el principal reto será logístico: “Tenemos que estar preparados para acoger a dos millones de jóvenes, darles de comer y proporcionarles un lugar para dormir”, dijo.

Además, se prevé que más de mil obispos y de la mitad de los cardenales de toda la Iglesia asistan al encuentro de jóvenes.

Aún así, el purpurado se mostró confiado en solventar este reto, ya que “en Madrid tenemos una capacidad de respuesta muy grande” y experiencia en otras grandes citas con el Papa.

Numerosas familias madrileñas acogerán en sus hogares a jóvenes y también se habilitarán grandes espacios para hospedar a otros muchos participantes de las JMJ.

“Madrid será una gran fiesta internacional”, declaró el cardenal Rouco, “con una mayoría de europeos pero también con numerosos jóvenes de África, América Latina y Asia”.

La mayor parte de los jóvenes que asisten a una JMJ son católicos pero el evento está abierto a personas de cualquier confesión religiosa y agnósticos.

“A todos ellos se les acogerá con respeto, afecto y fraternidad”, aseguró el cardenal. “La verdad se propone, no se impone”, subrayó el cardenal parafraseando a Juan Pablo II, que pronunció estas palabras ante los jóvenes en Cuatro Vientos durante su última visita a España en 2003.

- Huella en los jóvenes.

A varias preguntas de los periodistas sobre la situación religiosa de la juventud europea, el cardenal Rouco Varela reconoció que existen problemas.

Sin embargo, afirmó: “Soy muy optimista respecto a la juventud europea, no se puede generalizar con que los jóvenes hayan roto con sus raíces cristianas, y en España y en otros muchos países se observa un renacer de la fe en muchos de ellos”.

También advirtió que las JMJ, iniciadas hace 25 años, marcan un cambio de tendencia en muchos lugares, y dejan huella en la vida de los jóvenes.

En este sentido, declaró: “Es un hecho casi automático que tras cada JMJ aumentan las vocaciones de vida consagrada o sacerdotales”.

jueves, 28 de enero de 2010

La Cornisa de Las Vistillas. Un ajuste de cuentas de la curia con la ciudad de Madrid

Benito Saavedra
politólogo

El proyecto de instalar a la curia eclesial madrileña en la cornisa de Las Vistillas define el criterio que rige la conducta administrativa del Arzobispado: el criterio del poder. No se trata aquí de un poder espiritual o moral derivado de creencias respetables siempre. Más bien se trata de un poder físico y presencial tan palpable como el inmobiliario. Por lo demás, reiterado, ya que a pocos metros de distancia de donde pretende erigir su sede curial, es decir, las oficinas eclesiásticas, se yergue desafiante el principal símbolo eclesial, la catedral de La Almudena, junto al otro gran poder asentado en Madrid, cuya expresión es el Palacio Real.

La pretensión de elevar a los pies de Las Vistillas construcciones que incluyen un edificio de hasta 150 metros de fachada y otras abigarradas instalaciones, con estacionamientos subterráneos donde ahora existe un parque con cientos de árboles y vestigios de un jardín renacentista y un paño de la muralla de Felipe IV, se convierte en metáfora de las contradicciones que marcan la actitud seguida aquí por la jerarquía eclesial, demasiado tiempo ya encampanada a espaldas de la lógica ciudadana, del sentido común y de la democraticidad más básica.

Su reino, dicen sus defensores, no es de este mundo y por eso yerra. Tal aserto lo desmiente una actitud tan rotundamente mundana como la de figurar con una inmensa mole de edificios administrativos en el horizonte más visible y bello de la ciudad, pese al hondo rechazo ciudadano, vecinal, que se le opone con argumentos desde que el proyecto fuera ideado. Las posibilidades de instalar su curia en otro lugar de Madrid menos polémico o bien no han sido planteadas o bien han sido rechazadas. Se invoca el sacrosanto derecho de propiedad de unos terrenos que, por cierto, en su día les pasaron de las manos de la aristocracia.

¿Qué hay detrás de esta actitud? Aparte de otras motivaciones, hay una de tipo doctrinal y otra emocional. La primera deriva de que, desde el papado de Juan Pablo II, la jerarquía vaticana considera a España “tierra de misión”. Es decir, territorio a recristianizar de nuevo. Para ello, nada mejor que partir de una posición de autoridad. Se trata de mantener posiciones irreductibles, dogmáticas pues, tanto en lo espiritual como en lo temporal, ámbito en el que se ubica la actitud de imponer a capa y espada la mole de hormigón y ladrillo en la cornisa de Las Vistillas.

- Resentimiento eclesiástico.

La otra razón, emocional, y muy específicamente madrileña, es que todavía hoy parece perdurar un malestar hacia el propio pueblo de Madrid por parte de la jerarquía eclesial, cuyo núcleo administrativo más obstinado sigue achacándole las conductas individualizadas contra religiosos y religiosas de algunos madrileños durante la Guerra Civil. Jamás la jerarquía admitirá abiertamente tal malestar, pero la expresión de su recelo, aunque parezca mentira, se percibe todavía hoy en actuaciones eclesiales en la ciudad y en la región.

No parece que, hasta hoy, en ese núcleo jerárquico alguien se haya planteado, al menos en voz alta, por qué razón la Iglesia española no movilizó su ascendiente moral, que sin duda tenía al menos en los templos y en muchos hogares, para intentar desactivar el golpe militar que en 1936 truncó un régimen constitucional republicano avalado por el voto ciudadano, incluido el de muchos católicos, o bien para mediar entre las partes en litigio un arbitraje que ahuyentara la confrontación.

Los crímenes contra religiosos fueron execrables, pero no lo fue menos toda una conducta histórica de una institución que se arroga la que considera única interpretación del Derecho Natural así como el monopolio en la definición y de la producción de la moral privada y pública. En 1936, buena parte del pueblo identificó a unos y otros como los mismos tiranos y, como pudo, creó en unos meses un ejército de albañiles para enfrentarlos en una guerra que el pueblo no provocó. Eso fue lo que sucedió entonces. Conviene decirlo claramente. Como el lector y la lectora pueden apreciar, con este mar de fondo, el problema de la Cornisa de Las Vistillas queda desbordado en sus límites. Pero desgraciadamente creo que es parte de un mismo todo.

Como vemos, la actitud eclesial ante la cuestión de La Cornisa madrileña nos ha llevado a escenarios de mayor calado y a contemplarla como una pirueta más de los jerarcas eclesiales, sordos al sentido común y a la sensatez, sobre el deslizante voladizo de la historia. Éste es el problema: la concatenación de causas y efectos de un desencuentro que parece imposible de desactivar. Sin embargo, la solución, qué duda cabe, compleja pero posible, pasará necesariamente por comenzar a reflexionar con sinceridad para salir de esta y otras vertiginosas cornisas de la mano de la inteligencia y de la concordia, tan necesarias siempre como la coherencia y la ineludible memoria. Las creencias, religiosas o no, forman parte de la libertad y su defensa constituye un deber ciudadano, de ello no cabe duda; pero sus interpretaciones presuntamente morales, encaminadas a legitimar determinados efectos prácticos que no son más que privilegios encubiertos, resultan ser una impostura. En Madrid hoy esa impostura sobrevuela la cornisa de Las Vistillas.

domingo, 24 de enero de 2010

Dinero, así en la tierra como en el cielo

Fernando Esteve Mora
profesor de Teoría Económica
de la Universidad Autónoma de Madrid

Analicemos a la Iglesia católica como si se tratara de una empresa. No cuando opera como subcontratista en la provisión de servicios públicos en enseñanza, sanidad y asistencia social, sino cuando se dedica a lo suyo: a proporcionar servicios religiosos. Ciertamente, la Iglesia es una institución económica que usa recursos materiales y humanos para producir una amplia variedad de servicios: tratamientos psicológicos individualizados (confesión, etc.), terapias de grupo (misas y catequesis), asistencia psicológica premortem (extremaunciones), ritos iniciáticos (bautizos, comuniones...), y un largo etcétera. Esto, aparentemente, no tiene intención lucrativa, pero el que no parezca buscar beneficios no convierte a la Iglesia en la ONG que le gusta imaginarse que es.

Sin negar que la Iglesia presta los servicios religiosos a sus clientes a precios ajustados a los costes, sin negar que los sueldos de sus trabajadores (excepto los de la minoría de mánagers y altos directivos, y los de los miembros de su Consejo de Administración, la llamada Curia) pueden no parecer excesivos, hay que señalar que el comportamiento económico de la Iglesia se ajusta, más que al de una ONG, al de una empresa que buscase maximizar su cuota de mercado, para lo cual es apropiado seguir una política de fijación de precios bajos como si sólo pretendiese cubrir costes. Una vez que con esa política hubiese expulsado a los competidores y la empresa fuese ya la única en el mercado, podría comportarse como una empresa auténticamente maximizadora de beneficios. La implicación por tanto es que la Iglesia católica sólo se comporta como una ONG si, y sólo si, tiene competencia.

Desde esta perspectiva, los servicios religiosos gratuitos o de bajo coste que ofrece la Iglesia hay que entenderlos como estrategias de márketing e investigación de mercados, puesto que, desde un punto de vista económico, busca fidelizar con ellos a sus clientes, así como conocer con precisión la demanda de su producto para poderles cobrar un precio más alto. Por ejemplo, mediante los "servicios" de confesión, los fieles obtienen una asistencia psicológica que sin duda valoran, pero tampoco se puede dudar de que, gracias a las confesiones, la Iglesia conoce las debilidades de sus clientes, lo que le sirve para conocer (y estimular) su demanda, es decir, cuánto están dispuestos a pagar por la absolución de sus pecados. Por otro lado, con la confesión la Iglesia controla una información muy útil a la hora de extorsionar a sus clientes caso de que decidieran actuar contra sus intereses o pretendieran irse con otra compañía del sector.

Pero si esos servicios que presta la Iglesia se pueden conceptuar como propaganda y márketing, como regalos por la compra del verdadero producto, queda entonces la cuestión de cuál es éste, ¿qué es lo que vende realmente? Sólo hay una respuesta posible: y es que la Iglesia es una empresa más del sector inmobiliario. Es un hecho contrastado que lo que vende la Iglesia (y en general todas las iglesias sea cual sea su religión) desde hace casi 20 siglos son parcelas en una urbanización: el auténtico "Paraíso" que queda en el "Otro Mundo". Y, a diferencia del resto de empresas del sector inmobiliario del mundo terrenal, la Iglesia ha gozado de una ventaja competitiva absoluta respecto a todas, y es que ningún cliente ha vuelto para quejarse de la calidad de la construcción o de que las vistas (la tan renombrada visión beatífica) no eran tan sublimes como el folleto publicitario prometía.

Un método frecuente de pago aceptado y deseado por la Iglesia en estas operaciones de venta de residencias en el "Más Allá" ha sido la permuta de terrenos. Ha sido muy frecuente que, ya en el trance del último viaje, los clientes hayan aceptado cambiar terrenos de su propiedad en la tierra por parcelas que la Iglesia dice poseer en el cielo. Gracias a estas permutas, la Iglesia se hizo titular en España de un ingente patrimonio en solares y edificios, con lo que se convirtió en la primera inmobiliaria auténticamente global, pues está en todos los mundos. Y, si bien el Estado intentó arrebatarle un buen pedazo de su patrimonio en el siglo XIX (las desamortizaciones), todavía hoy la Iglesia es el mayor propietario inmobiliario tras el sector público.

Y, ante esto, ¿cabe alguna duda acerca de la genialidad empresarial de la Iglesia católica?

sábado, 23 de enero de 2010

¡Bien por Bono!

Enrico Sopena
director de El Plural

El catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Zaragoza, Julián Casanova –en su libro sobre República y guerra civil– describe el paisaje religioso de España de modo somero y exacto: "Había más catolicismo en el norte que en el sur, en los propietarios que en los desposeídos, en las mujeres que en los hombres. La mayoría de los católicos eran antisocialistas y gente de orden. A la izquierda, republicana y obrera, se la asociaba con el anticlericalismo".

¿Se podía ser entonces socialista y católico a la vez? El Papa Pío IX había condenado el socialismo, a través de su encíclica Quanta Cura, con el Sillabus como epílogo, hacia finales del siglo XIX. Lo condenó junto a cualquier otro atisbo de visión progresista de la vida y la sociedad. Pío X condenó el modernismo en el que se englobaban corrientes ideológicas, opuestas a l'Ancien Régime. Su sucesor, Pío XI, creía que una persona no podía ser buen católico y verdadero socialista.

Pero Pío XI fue, durante su reinado, más lejos. En febrero de 1929, firmó con el Gobierno de Mussolini el Tratado de Letrán mediante el cual se creó el Estado independiente y soberano del Vaticano. El partido católico de Luigi Sturzo, contrario al fascismo y germen de la posterior Democracia Cristiana, fue disuelto poco después.

En las elecciones de marzo de 1929, el Papa pidió el voto de los católicos para Mussolini. Su Santidad calificó al líder fascista como "un hombre enviado a nosotros por la Providencia". El 20 de julio de 1933, el Pontífice llegó a una especie de Concordato con la Alemania nazi, firmado por el entonces Nuncio en Berlín, el cardenal Pacelli, elegido Papa más tarde con el nombre de Pío XII.

Pío XII autorizó que los comunistas italianos fueran excomulgados. Protegió a los criminales de guerra de la II Guerra Mundial. El año 1953, la Santa Sede y el Gobierno de España –con el general Franco en su máximo esplendor como asesino– aprobaron el Concordato que, por cierto, aún se arrastra hoy en día.

Pío XII llegó a enfrentarse con Alcide de Gásperi, dirigente carismático de la Democracia Cristiana, porque no quería pactar con la extrema derecha y sí con la izquierda. El Papa hizo cuanto estuvo en su mano para evitar que el primer alcalde de Roma, tras la caída del fascismo, fuera un socialista. No lo consiguió.

Luego vino el oasis de la mano de Juan XXIII. Fue un mandato breve que intentó, con la mejor voluntad, una reforma profunda de la Iglesia mediante el Concilio Vaticano II. Duró poco, porque la Curia, compuesta en su mayoría por obispos y cardenales integristas, puso todo tipo de palos en la rueda de la esperanza hasta torcerla. Juan XXIII murió pronto. Pablo VI no aguantó el vendaval conservador y enarboló en demasiadas ocasiones bandera blanca.

Juan Pablo II y Benedicto XVI borraron muchas de las huellas positivas del Concilio. La Iglesia se ha derechizado sin freno. En España, el cardenal Tarancón no fue la norma, sino la excepción. ¿Puede, pues, sorprenderse alguien del acoso creciente que sufre José Bono, socialista y católico, por parte de la jerarquía eclesiástica?

Desde el panfleto del cardenal Rouco Varela también golpean a Bono. Lo hacen los herederos de quienes bautizaron la Guerra Civil denominándola Cruzada de Liberación Nacional. Es decir, aquellos que bendecían, en nombre de Dios, a quienes montaron el 18 de julio y los cuarenta años de oprobio y represión. ¡Bien por Bono!

viernes, 15 de enero de 2010

El racismo del nacional-catolicismo

Vicenç Navarro
catedrático de Ciencias Políticas y Políticas Públicas
Universidad Pompeu Fabra

Uno de los argumentos que autores conservadores han utilizado para negar el carácter fascista del régimen dictatorial establecido por el golpe militar liderado por el general Franco ha sido afirmar que la ideología de aquel régimen no incluía un componente racista, tal como ocurrió con el nazismo alemán y el fascismo italiano. La evidencia existente y fácilmente accesible muestra, sin embargo, la escasa credibilidad de tal argumento. El eje ideológico de aquel régimen fue el nacional-catolicismo que conjugó dos ideologías: el nacionalismo hispánico, que llegó incluso a negar la existencia de otras nacionalidades (como la catalana, la vasca, y la gallega), imponiendo su visión centralista uniformadora, y un catolicismo excluyente que intentó configurar todas las dimensiones del ser humano, incluyendo áreas tan íntimas como el comportamiento sexual de la ciudadanía.

Este nacional-catolicismo tuvo una concepción racista, pues tales ideologías totalizantes eran presentadas como definitorias de lo que el régimen definió como la raza hispana (el día nacional se llamaba el Día de la Raza), cuya superioridad le otorgaba el derecho de conquista y sometimiento de otras razas, tal como ocurrió en América Latina, cuya conquista militar y explotación era el motivo de celebración del día nacional (12 de octubre). Su misión “civilizadora” supuso el genocidio de la población nativa de aquel continente, bien documentada y denunciada por Bartolomé de las Casas. El nacional-catolicismo del régimen dictatorial se consideraba a sí mismo como el heredero de los Reyes Católicos, que habían expulsado a los judíos y a los musulmanes de España, habían establecido la Inquisición y habían conquistado Latinoamérica a base de cometer un genocidio.

El racismo del nacional-catolicismo fue más allá, sin embargo, del racismo étnico. Aunque incluyó una dimensión antisemita, el racismo del nacional-catolicismo se basó también en elementos político-culturales. Un objetivo explícito del golpe militar fue precisamente purificar la raza hispánica, eliminando todos los elementos que la debilitaran. Vallejo-Nájera, que dirigía los Servicios Psiquiátricos del Ejército y que había sido nombrado por el general Franco dirigente del rearme ideológico del nuevo régimen (realizando tal función como director del Gabinete de Investigadores Psicológicos del Ejército), había subrayado que era misión del Alzamiento Nacional “salvar la patria y la raza”, especificando las características que definían a la raza hispánica como “un masculinismo, un canto a la fuerza física y un profundo nacionalismo y catolicismo”.

Contraponía esta raza hispana a razas inferiores como la “raza roja” (que incluía a la gran mayoría de opositores al golpe militar y a la dictadura que estableció), a la cual consideró una raza inferior, contaminada por el marxismo, considerado como la máxima forma de patología mental posible, definiendo el marxismo español como “una mezcla de judaísmo y masonería que lo distinguió de un marxismo extranjero semita puro”. Tal “raza roja”, estaba compuesta de “subdesarrollados mentales, psicópatas y degenerados, todos ellos afectados por el marxismo, judaísmo masónico”, que se difundía fácilmente entre las clases populares debido a lo que Vallejo-Nájera consideraba su subdesarrollo mental. Todas estas citas aparecen en libros suyos titulados Eugenesia de la Hispanidad y regeneración de la raza y artículos en revistas consideradas científicas durante la dictadura, tales como el “Psiquismo del Fanatismo Marxista”, publicado en Semana Médica Española (8 de octubre, 1938, págs. 172-182) y también en la Revista Española de Medicina y Cirugía de Guerra (mayo de 1939, págs. 398-413). El artículo publicado en esta última revista analizaba “la especial patología” de las mujeres milicianas, “seres débiles motivados por la envidia, la maldad y la venganza”, y cuya participación “en las revueltas políticas les daba ocasión de satisfacer sus apetencias sexuales latentes”.

En el artículo publicado en la Semana Médica Española, Vallejo-Nájera describía también los estudios realizados en los campos de concentración (asesorado por las autoridades nazis alemanas, de cuyos estudios en sus propios campos era no sólo consciente, sino un profundo admirador), dividiendo a los componentes de la raza roja en cinco grupos: los internacionales brigadistas, los presos políticos varones de nacionalidad española, las presas políticas hembras de nacionalidad española, los separatistas vascos (a los que Vallejo-Nájera definía como “sujetos de un curioso fenómeno de fanatismo político unido a un fanatismo religioso, enemigos de España”), y el quinto y más degenerado, el de “marxistas catalanistas (unidos por el fanatismo marxista y el antiespañolismo)”.

Es importante señalar que las autoridades de la Iglesia católica compartían la ideología nacional-católica racista, bien articulada por el ideólogo del régimen Vallejo-Nájera. Es más, la Iglesia contribuyó, en gran manera, a la llamada purificación de la raza que fue, en realidad, una brutal represión, con ejecuciones, detenciones, torturas y exilio, en contra de las personas y los grupos políticos y sociales que se opusieron a aquel régimen, incluyendo, por cierto, personas católicas e incluso sacerdotes que apoyaron a las fuerzas democráticas, así como a militares del propio Ejército que se opusieron a aquel golpe militar, llevado a cabo por la Iglesia y la Falange, así como por el Ejército golpista. Parte de este proceso de purificación de la raza, llevado a cabo por el régimen en colaboración con la Iglesia católica, consistía en el robo de infantes de “rojos” asesinados, encarcelados o desaparecidos, a fin de que no fueran “contaminados por sus padres, con el objetivo de salvarles”. Según Enrique González Duro (Los psiquiatras de Franco. Los rojos no estaban locos, 2008), 12.043 niños fueron sustraídos de manos de sus padres durante los duros años de la represión (1939-1945). La Iglesia católica nunca ha pedido perdón al pueblo español por estos hechos.

"Usted está en una catedral". El Cabildo de Córdoba impone la visión cristiana en las visitas al templo

Manuel J. Albert

Si no vuelve a haber retrasos, en primavera, la Mezquita de Córdoba podrá ya, al fin, visitarse de noche. El Cabildo catedralicio de Córdoba, junto con el Consorcio de Turismo (encabezado por el Ayuntamiento de la ciudad), presentó ayer el vídeo que precederá el paseo guiado por el templo milenario y que constará de un espectáculo de luz y sonido.

La temática de la cinta fue objeto de polémica estos dos años debido al rechazo de la Iglesia. Por un lado, se oponía a que se exhibiese nada en el interior de la Mezquita. Aunque, sobre todo, estaba preocupada por su contenido. Famosas fueron las declaraciones del entonces obispo, Juan José Asenjo, que en 2008 dijo que jamás aceptaría que se proyectasen "sobre los muros la visión de caballeros árabes cabalgando".

La opinión de monseñor Asenjo, ahora arzobispo de Sevilla, ha triunfado. El Cabildo ha impuesto su visión y en el vídeo que se presentó ayer, en presencia del presidente del Cabildo, Manuel Pérez Moya, y el alcalde, Andrés Ocaña, se sigue la didáctica de la Iglesia que subrayan el carácter no sólo religioso, sino "occidental y cristiano" del edificio.

Pérez Moya señaló que la idea era trasladar al visitante el conocimiento profundo del monumento desde la perspectiva histórica, artística y religiosa. El presidente del Cabildo subrayó que se ha tratado de un "proyecto complejo" por la singularidad del edificio y agradeció la capacidad de diálogo del Ayuntamiento, destacando especialmente el entendimiento con el alcalde, Andrés Ocaña. El regidor también valoró la "buena disposición" del Cabildo para conseguir que esta visita nocturna sea una realidad para la ciudad, que lucha por conseguir que los visitantes pernocten en la misma.

Las buenas palabras de ayer no ocultan las intensas negociaciones que se llevaron a cabo. Uno de los participantes fue Francisco Tejada, anterior concejal de Turismo. "Se creó una comisión mixta y el trabajo fue largo y complejo al tratarse de un edificio que es Patrimonio de la Humanidad y un centro de culto religioso". En cuanto a los contenidos, Tejada añade que el guión siempre trató de reflejar la historia de la ciudad y el carácter permanente de culto del edificio.

A lo largo del metraje, que se apoya en imágenes generadas por ordenador, el narrador desgrana las etapas que ha vivido la ciudad, desde su nacimiento como poblado turdetano. Lógicamente se detiene ampliamente en la construcción de la Mezquita, sobre una basílica cristiana que comienza bajo el visir Abderramán I, en el siglo VIII. Una voz en off insiste en la admiración que los Omeyas sentían por la tradición clásica europea, especialmente helenística, y su heredera cristiana en Bizancio. Ello convierte a la Mezquita, dice la grabación, "en el último testigo occidental" de la influencia griega, dejando en un segundo plano el hecho musulmán.

Desde hace años, a quienes cruzan los muros del actual templo se les repite que el suelo que pisan no es el de una Mezquita, sino el de una catedral católica. Y que lo ha sido prácticamente siempre. Por ello, a pesar de sus cinco siglos de presencia islámica que convirtieron en algo único al edificio, a éstos los catalogan como "la intervención musulmana". Así, al menos, se lee en el triptico que se entrega a los visitantes. El folleto, La Catedral de Córdoba. Testigo vivo de nuestra historia, se centra sobre todo en la presencia cristiana (12 párrafos), relegando a la fase islámica (cinco párrafos).

- Altercado en el bosque de columnas.

Poco antes de que se presentase el vídeo que precederá a la visita nocturna a la Mezquita, el bosque de arcos y columnas fue testigo de un desagradable incidente. Un grupo de profesores universitarios y periodistas de Estados Unidos, algunos de ellos musulmanes, que llegaron a la capital cordobesa expresamente para conocer la Mezquita-Catedral, "fueron expulsados del monumento mientras lo visitaban al no estar acompañados por un guía oficial" de los autorizados por el Cabildo de Córdoba, informa Europa Press. La Catedral de Córdoba controla rígidamente el régimen de visitas guiadas y quiénes las ofrecen. Entre las 08.00 y las 10.00 (las horas de culto en las que este grupo visitaba la Catedral) la visita es gratuita, pero sólo se pude hacer de forma individual, no en grupos, y además en silencio, señala un portavoz del Cabildo.

El presidente de la Junta Islámica en España, el cordobés Mansur Escudero, explicó que la visita de este grupo de profesores y periodistas estadounidenses se había coordinado por la Junta Islámica de España, en el marco de un "programa de intercambio cultural" con la Fundación para el Intercambio y la Cooperación, radicada en Estados Unidos. También participaba la organización estadounidense Iniciativa Córdoba, llamada así "en honor al paradigma histórico que representa Córdoba respecto a la tolerancia y convivencia pacífica entre diferentes culturas y religiones, que son, precisamente, los valores que defienden y promueven estas entidades norteamericanas y los hoy expulsados de la Mezquita", dijo Escudero.